¿Alguna vez te has dado cuenta de lo rápido que comemos sin saborear realmente lo que tenemos en el plato? Descubre la alimentación consciente y las diferencias con la alimentación emocional. La alimentación consciente o mindful eating es una forma de comer más atenta, sin prisas, y prestando atención a lo que nos dice nuestro cuerpo. Es como un mini descanso para disfrutar de la comida y conectar con nuestras sensaciones internas. Vamos a hacer un viaje hacia el bienestar integral

¿Qué es la Alimentación Consciente o Mindful Eating?
El concepto de mindful eating viene del mindfulness, que básicamente significa estar presente, poner atención plena en el momento. De manera que, al comer conscientemente, usamos todos nuestros sentidos: el gusto, el olfato, la vista… hasta el tacto y el sonido de la comida (¿te has fijado en el crujir de la lechuga, de una zanahoria, de una galleta o una patata ?). También, prestas atención a las señales de tu cuerpo, si realmente tienes hambre o ya estás satisfecho o satisfecha.
Lo más genial de esta práctica es que comer con conciencia no es solo sobre lo que comes, sino sobre cómo lo comes. Se trata de disfrutar de cada bocado y de parar un momento para escuchar lo que tu cuerpo necesita.
Beneficios de la Alimentación Consciente
La práctica regular de la alimentación consciente tiene numerosos beneficios para la salud física y emocional. Aquí te cuento algunos:
- Comer sin prisas: Al comer despacio, disfrutas mucho más de la comida. ¡Cada bocado cuenta! 😋
- Adiós a las dietas estrictas: No hay necesidad de seguir dietas restrictivas cuando aprendes a comer lo que tu cuerpo realmente necesita. ¡Sin culpa!
- Mejores hábitos: Establecer una relación sana con la comida y descubrir lo que realmente te hace sentir bien.
- Menos ansiedad: Comer conscientemente puede ayudarte a reducir la ansiedad y la culpa que a veces sentimos después de comer. 🧘♀️
- Control del peso: Al escuchar las señales de tu cuerpo, puedes evitar comer en exceso y controlar el peso de una manera más natural.
- Despedida al estrés: Comer de manera más relajada disminuye el estrés asociado a la comida. 🕊️
- Mejor digestión: Comer despacio y sin distracciones hace que tu cuerpo pueda digerir mejor los alimentos.
¿Qué es la Alimentación Emocional?
Ahora bien, ¿qué pasa cuando comemos no porque tengamos hambre, sino porque estamos pasando por una emoción fuerte como estrés, tristeza o ansiedad? Esto es lo que se conoce como alimentación emocional.
La alimentación emocional es cuando comemos para “calmar” nuestros sentimientos, no para satisfacer una necesidad física. A veces recurrimos a la comida para lidiar con el aburrimiento, la tristeza o el estrés. Y lo curioso es que a menudo elegimos alimentos con poco aporte nutricional.
Es completamente normal disfrutar de la comida de vez en cuando por puro placer, pero cuando la alimentación emocional se convierte en un patrón habitual, puede afectar nuestra salud y bienestar. Además, nos puede hacer sentir culpables o fuera de control después de comer.
Si sientes que tus emociones están influyendo negativamente en tu alimentación, buscar la ayuda de un profesional en nutrición o un terapeuta puede ser una decisión acertada.
¿Cuáles son los Estados que Activan el Hambre Emocional?
La alimentación emocional no es un capricho, sino que suele estar activada por ciertos estados emocionales. Aquí te cuento algunos de los más comunes:
- Soledad: Comer puede ser una forma de llenar el vacío cuando nos sentimos aislados o desconectados.
- Frustración: A veces recurrimos a la comida cuando nos sentimos frustrados, como si la comida pudiera ayudarnos a “tapar” ese sentimiento.
- Tristeza: Comer para consolarnos cuando estamos tristes o en momentos difíciles.
- Estrés o ansiedad: Cuando estamos nerviosos, puede ser fácil caer en el hábito de comer para calmarnos, aunque no tengamos hambre real.
- Cansancio: Cuando estamos agotados, nuestro cuerpo pide energía, pero no siempre es la forma más saludable de buscarla.
- Fatiga mental: En lugar de descansar, podemos recurrir a la comida para “rellenar” el cansancio emocional.
- Abandono: Sentir que nos falta afecto o que estamos siendo ignorados puede llevarnos a buscar consuelo en la comida.
- Indecisión o procrastinación: El estrés generado por no tomar decisiones puede hacernos recurrir a la comida como una forma de evasión. Si no sabemos qué hacer o estamos procrastinando, a veces recurrimos a la comida como distracción.
El hambre emocional a menudo nos lleva a comer sin pensar o de manera impulsiva, porque estamos buscando algo más que simplemente alimentarnos.
Relación entre Alimentación y Emociones

El vínculo entre alimentación y emociones es profundo. A menudo, nuestras emociones influyen en las elecciones alimentarias, y la comida puede afectar nuestro estado emocional. Esto ocurre debido al sistema nervioso entérico, que está estrechamente conectado con el cerebro emocional (el sistema límbico).
Es más sencillo de lo que parece: lo que comemos afecta cómo nos sentimos, y cómo nos sentimos también influye en lo que comemos. Al ponerle atención a nuestras emociones y cómo estas se relacionan con la comida, podemos empezar a hacer elecciones más equilibradas y conscientes.
Algunas de las formas en que las emociones impactan nuestra relación con la comida incluyen:
- Comer cuando estamos felices: Es probable que optemos por alimentos más saludables y tengamos más control sobre nuestras elecciones alimenticias.
- Comer cuando estamos estresados o tristes: El estrés y las emociones negativas pueden llevarnos a buscar consuelo en alimentos de bajo valor nutricional.
Algunas personas comen en exceso cuando se sienten aburridas o ansiosas, mientras que otras pierden el apetito durante episodios de estrés o depresión.
La alimentación consciente o mindful eating te ayuda a romper este ciclo. Practicar mindful eating te enseña a escuchar tu cuerpo para que puedas distinguir entre hambre física y emocional. Además, te permite disfrutar de los sabores y texturas de los alimentos, sin sentir la necesidad de comer en exceso. 🌟
El truco está en saber reconocer qué tipo de hambre estamos sintiendo: ¿es realmente hambre física o estamos respondiendo a algo emocional? Así que, en lugar de comer sin pensar, podemos comer con conciencia y elegir lo que realmente nuestro cuerpo necesita.
Conclusión…
La alimentación consciente no se trata solo de lo que comes, sino de cómo te conectas con la comida. Se trata de disfrutar de cada bocado, escuchar a tu cuerpo y comer cuando tengas hambre real, no solo cuando las emociones lo dicten.
Si alguna vez te has sentido atrapado o atrapada en un ciclo de alimentación emocional, poner en práctica el mindful eating puede ayudarte a mejorar tu relación con la comida y disfrutar de una vida más equilibrada.
¡Recuerda! Comer con consciencia no solo te beneficia físicamente, sino también emocionalmente. 🌸
* Artículo elaborado por la alumna de prácticas Raquel Moya





